Venezuela-. Trabajadores estatales de Venezuela recibieron llamadas telefónicas, presión por parte de sus jefes y amenazas de despedido para asegurarse que voten el domingo para elegir a los miembros de una polémica Asamblea Nacional Constituyente, que promueve el presidente Nicolás Maduro.
El jefe de Estado socialista avanza con el plan de instaurar el poderoso organismo pese a cuatro meses de manifestaciones en la rica nación petrolera, la cual sufre de escasez de alimentos y medicinas, una inflación galopante y fuerte delincuencia.
Maduro dijo que la Asamblea Constituyente de 545 asientos, con poder para disolver los poderes públicos, superará lo que llamó la “insurrección armada” a fin de traer paz a Venezuela, mientras que sus adversarios afirman que busca cimentar una dictadura.
Con sondeos que muestran un rechazo de 70% a la Asamblea, el Gobienro desea evitar una participación vergonzosamente baja en las elecciones boicoteadas por la oposición.
La presión sobre los trabajadores públicos es mayor que nunca, de acuerdo con una entrevista a empleados de dos docenas de instituciones que van desde la estatal Petróleos de Venezuela (PDVSA) al Metro de Caracas, así como mensajes de textos, videos vistos y comunicados internos vistos por la agencia Reuters.
“Cualquier director, superintendente y el supervisor que trata de bloquear la Asamblea Constituyente, que no vota o sus colaboradores no vota, deberá dejar su puesto de trabajo el lunes”, apunto el vicepresidente de PDVSA Nelson Ferrer, durante una reunión con los trabajadores esta semana, según un resumen que circula dentro de la compañía.
Trabajadores estatales de Venezuela recibieron llamadas telefónicas, presión por parte de sus jefes y amenazas de despedido para asegurarse que voten el domingo por un micrófono que los empleados que no voten serán despedidos. “Nosotros no estaos jugando”, recalcó.
Los empelados detallan las presiones; los mensajes de texto cada 30 minuto, las reuniones políticas obligatorias durante el horario de trabajo, la llamadas telefónicas, los pedidos de que cada trabajador reclute a otros 10 para votar u órdenes de informar a una “sala situacional” luego de sufragar.
Es complicado estimar cuántos de los 2,8 millones de trabajadores estatales votarán, aunque buena parte de los entrevistados dijeron que una mayoría significativa probablemente lo hará, ya sea por temor o lealtad.
Algunos venezolanos también dijeron que agentes del Partido Socialista amenazaron con dejar de distribuir bolsas de alimentos subvencionadas a quienes no voten.
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