“Las chicas de 14 años se embarazan para cobrar un mango”. Con esta frase, Enrique Pescarmona realizó su llana evaluación de un aspecto de la situación socio-económica de la Argentina. La frase del empresario energético propiciada ayer durante un encuentro de la Asociación Empresaria Argentina (AEA) no es la única en su tipo. Es casi seguro que todos los que se encuentren leyendo esta nota la hayan escuchado –o hasta pronunciado- incluso en diversas formas y elaboraciones. En formato impersonal (“se embarazan para cobrar un plan”), en el manifiestamente misógino (“las pendejas se embarazan por un plan”), o en el manifiestamente clasista (“las negras se embarazan por un plan”).
A Pescarmona tampoco le corresponde el honor de ser el primero quien introduzca públicamente la frase. El ex-candidato a gobernador de Santa Fe, Miguel del Sel, también escupió esta hipótesis allá por el 2011. Por su parte, Julián Dindart consideró, en 2012 cuando era ministro de Salud en Corrientes, que las adolescentes “se embarazaban hasta porque tienen un recurso económico como premio”. Reflotado el escándalo por sus dichos, a mediados de este año, Dindart abandonaría la Comisión de Familia, Mujer, Niñez y Adolescencia de diputados, presuntamente por motivos personales. Su compañero de bloque, Eduardo Amadeo, comunicó la decisión, a la vez que discreparía con la evaluación del correntino dando su propia visión de los hechos. “Me parece que se equivoca, aunque dice lo que mucha gente piensa”, consideraría Amadeo.
Efectivamente, la frase que convive con nosotros en múltiples espacios de nuestra vida, en almuerzos y cenas familiares, en pausas del laburo y en charlas de colectivo se ha convertido en una de las expresiones más representativas de crítica hacia las políticas de asistencia y previsión social hacia sectores vulnerables aplicadas por la pasada gestión kirchnerista (con continuidad en la actual gestión del macrismo).
Pero esta afirmación, esta pretensión de establecer una correlación entre el acceso a un ingreso fijo y la predisposición a embarazarse imputada a las adolescentes ¿tiene algún fundamento empírico para ser liberada a los cuatros vientos constantemente y con tanta impunidad?
La Asignación Universal por Hijo (AUH) fue establecida en el 2009, mediante el decreto 1602 de ese año durante la primera presidencia de Cristina Kirchner. Así, al principio la prestación solo aplicaba a los hijos menores de dieciocho años del hogar. Luego, en el 2011, este tipo de prestación familiar sería expandida a los embarazos mediante la resolución 235/2011 de Asignación por Embarazo (AXE). Desde su última actualización en septiembre de 2016 tanto la AUH como la AXE computan un monto mensual de $1103 cada una.
Respecto a la cantidad de receptores de la AXE, según el Boletín Estadístico de Seguridad Social para el segundo trimestre de 2016 publicado por el Ministerio de Trabajo de la Nación, en junio de 2011 se registran 55.891 asignaciones. Este número irá en un aumento de manera más o menos ininterrumpida para llegar a diciembre de 2014 con unas 120.589 asignaciones (su punto más alto), y a partir de ahí el número entraría en caída hasta las 77.223 asignaciones registradas en junio de 2016.
Pero lo que aportaría una imagen más clara es el contraste con los datos de embarazo adolescente. Según figura en la estadística de fecundidad adolescente elaborada por el Ministerio de Salud de la Nación para el período 2008-2014 (último año con datos), se registran 35,3 embarazos de adolescentes entre 10 a 19 años cada 1000 mujeres en 2011. En 2012 este número caería a 32,7, para luego subir a 33,7 en 2013 y mantenerse estable en esa cifra para el 2014. Nótese que, como expusimos, en el período 2011-2014 de la AXE se registra un vigoroso aumento de alrededor de un 38% en la cantidad de asignaciones, mientras que la cantidad de embarazos adolescentes cada mil mujeres cae una fecundidad y media en el mismo período. De mismo modo, ambas estadísticas parecen mostrar datos oscilantes que serían completamente independientes los unos de los otros: en el período 2011-2012 la AXE aumenta un 10%, pero la fecundidad cae para el mismo período. La AXE subiría paralelamente al aumento de la fecundidad durante el período 2012-2013, pero no parecería haber relación directa hacia el 2014, cuando la fecundidad se estabiliza mientras que la cantidad de AXEs aumenta en un 7%.
A partir de esto voy a aclarar unas cosas. Este básico contraste entre dos tendencias no es verdaderamente suficiente para refutar de manera absoluta la afirmación de Pescarmona. No hay un estudio estadístico lo suficientemente puntual y que aborde específicamente la posibilidad de correlación entre la fecundidad adolescente y la asistencia social focalizada, y lo ideal –para mí- sería un estudio de fecundidad proyectivo focalizado en adolescentes miembros de hogares bajo la línea de pobreza (con evaluación cualitativa) contrastado con datos de la AXE. Por supuesto, esto también pone en evidencia el garrafal error de afirmar efectivamente la relación recíproca. Por ahora, nadie puede confirmar o desmentir categóricamente nada. Aquí es donde vuelvo a la cuestión del principio. Lamentablemente las personas tanto en ámbitos privados como públicos parecen arrojarse una y otra vez a la estigmatización clasista vacía. De nuevo y de nuevo, la gente reproduce los discursos que satisfagan pretensiones políticas o su conformidad de clase. De nuevo y de nuevo, sin ningún tipo de interés crítico racional, amparados muchas veces en experiencias personales asistemáticas, justifican y satisfacen su repulsión al progreso (o asistencia) social al postergado, su aporofobia.
source http://segundoenfoque.com/se-embarazan-para-cobrar-un-mango-39-298016/
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