Mitos más comunes sobre las grasas

Las grasas de la dieta han sido mal vistas durante varios años, a pesar de cientos de exploraciones científicas que comprueban que no resultan tan malas como se especula.

Por ello, abatimos los cuatro mitos más frecuentes sobre este nutriente:

Mito 1: las dietas con disminuciones en grasas resultan las más saludables: durante los años 40, los científicos ya se encontraban al tanto de la existencia de una reciprocidad entre la dieta alta en grasas y los estándares altos de colesterol, de modo que se emprendió la recomendación de una dieta baja en grasas para aquellos individuos con riesgo cardiovascular. Como procedimiento el congresista George MaGovern encomendó que el cincuenta y cinco o sesenta por ciento de las calorías de la dieta procedieran de carbohidratos. De aquí la afirmación de que “los carbohidratos son compasivos, las grasas son infernales”. La dificultad con esto es que cuando uno investiga productos bajos en grasas, estos no son precisamente más saludables.

Mito 2: Todas las grasas resultan iguales: a pesar de que todas las grasas contribuyen con nueve kilocalorías por gramo, no resultan todas iguales.

Mito 3: todos los alimentos valiosos en grasas encumbran el colesterol: en primer lugar, se debe esclarecer que el colesterol resulta una sustancia que el organismo precisa para decretos y funciones específicas. Décadas atrás se coligó el colesterol alto con inconvenientes de salud, lo cual proporcionó lugar a cierto temor a alimentos que lo comprenden, como el huevo, por muestra. Hoy se percibe que no marcha de ese modo. Las grasas saturadas y transaturadas se han coligado con una ampliación de colesterol sanguíneo, al tiempo que las grasas insaturadas favorecerían al descenso del mismo. Alimentos apetitosos en grasas mono-insaturadas como fruto, aceite de oliva, salmón, sardinas y nueces, pueden integrar parte de una dieta sana, aun cuando se poseen niveles exaltados de colesterol en sangre.

Mito 4: Ingerir grasas engorda: las grasas ofrecen saciedad, por lo que existen altas chances de que, si se consume una comida apetitosa en grasas saludables, la impresión de integridad llegue antes y no se coma más de la cuenta. El inconveniente es el exceso, dado que contribuyen más calorías que las proteínas o los carbohidratos, si se consume de más, posiblemente se excedan los requisitos energéticos diarios.

 

 

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